Un hombre que jamás se acomodó al poder, pudiendo haberlo hecho, que luchó con su palabra y sus obras contra las injusticias y que antepuso siempre la dignidad a la rivalidad, la solidaridad al éxito, la felicidad a la riqueza y la protesta al miedo. Un humanista y vitalista cuyos valores le han convertido en icono universal.
Adiós maestro, sin duda te añoraremos. Nunca olvidaremos una de tus frases:
Que no me lloren, que luchen
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